AVE DE ORIGAMI
Por donde el dolor hinco su mordedura,
quedo un resto de humus en las manos
y un sabor amargo de manzanas robadas.
El hombre observó y respiro profundo
parado en su atalaya.
La mañana dormida en su humedad de peces
le trajo una mujer con labios rojos
y fundidos en sepia de montañas y ríos.
Nadie, ni sabios ni poetas
pudieron apreciar en el beso furtivo
que Juan le daba a Celia,
el tumulto de signos que escribían:
“El amor es un viejo borracho
destrozando las medias de Camila
por un cuarto mugriento y la comida”.
Un ave de origami se columpia
en las caricias que el viento y la lluvia le ofrecen,
cuando caiga le dolerán los huesos
mas tarde quizás las despedidas.
Invitare al dolor cuando eso ocurra
a tomarse conmigo una ginebra
y peinare mi pelo en su espejo de lagrimas,
repartiré mis ritos y mis rezos
para partir liviano...................
sin gestos y sin armas.
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